Yo creo que casi no le hablo a la gente porque mi diálogo interno es agitadísimo. Uno no creería, pero en este cerebro, compuesto en un 29% por un hámster en su ruedita y 70% por gel de mirellas (el 1% restante son cuatro neuronas que necesito para las funciones fisiológicas que me permiten la existencia), se dan unas discusiones que a veces me llevan a estados de angustia existencial, que luego debo compensar ingiriendo cantidades un tanto generosas de chocolatina Jumbo Jet, oyendo mi amada música tropical y viendo imágenes de ponis y conejitos. Por eso dejé de nadar, porque no me aguantaba yo misma hablándome. Puedo llegar a ser muy desesperante. Y por eso he tenido que recurrir a antiquísimas técnicas de distracción mental en esos importantes momentos de encuentro personal que son la ducha y las idas al baño: la tradicional LECTEPA, o lectura compulsiva de etiquetas de productos de aseo.
Esta práctica me ha enriquecido sobremanera, en muchos aspectos. Me ha ayudado en mi dicción, al tratar de pronunciar veinte veces seguidas, rápido, y sin equivocarme "metilcloroisotiazolinona" y "cloruro de guar-hdiroxipropiltrimonio". He aprendido que el extracto de Rosmarinus officinalis (para ustedes, mortales: el romero) es buenísimo para darle brillo a las cabelleras oscuras, y que la Vitis vinifera, gracias a sus propiedades antioxidantes, combate los radicales libres y pone fresca y lozana mi piel. También sé que existen plantas amazónicas como la Moringa, la Andiroba y la Pitanga Preta, que la Avena sativa es excelente exfoliante y que, en general, todo es mejor y con propiedades casi mágicas si tiene Aloe vera.
Aprendí que mi champú para cabelos cacheados debe mantenerse fora do alcance das crianças. Amplié mi francés: ya no solo sé decir "laissez faire, laissez passer", sino también que mi crema de peinar "pour cheveux secs et bouclés" no se enjuaga: es "sans rinçaje". Y bueno, también supe que Schwartzkopf es, en efecto, una cabeza negra.
Existe una institución llamada Colegio Odontológico del Perú, y, según parece, dentro de sus funciones básicas está aprobar cremas dentales. Todas las cosas en Colombia son importadas y distribuidas en el kilómetro 10 vía Cali - Yumbo. Me pregunto sobre los misterios escondidos en la goma Xantan y en todo lo que engloban los llamados "excipientes", y ruego que la propiedad de no-comedogenicidad de mi bloqueador solar sea positiva para mi alergénica piel.
No sé para qué me podrá servir en la vida saber toda esta cantidad de datos inútiles. Mientras tanto, la lectura de etiquetas de productos de aseo me tranquiliza y calla por los instantes necesarios a mi pequeño demonio interior, parlanchín consagrado. Solo sé que Elle Woods, en Legally Blonde, logró resolver el caso, por saber que el tioglicolato de amonio de los químicos para hacer la permanente se podía desactivar si uno se lavaba el pelo antes de las 24 horas posteriores al tratamiento. Punto.