Un chico de barbita y gafas, muy amable, me atendió y me iba mostrando libros. Me ofreció silla para sentarme y todo. Y mientras tanto, Fernando (A.K.A @hippycomeflores en el mundo twitteril) ofrecía uno de los productos, según él, más solicitado por el público asistente a la Fiesta: las sorpresitas literarias. Son libros envueltos en papel kraft, entonces la idea es que uno compra sin saber qué le va a salir. Lo mejor es el anuncio que hace Fernando: "Sorpresitas literarias a tres mil, dos en cinco mil. No hay autoayuda".
Mañana volveré al Jardín Botánico a visitar el estand de Haylibros. Esta vez sí me llevo mi sorpresita literaria.
Fernando, las sorpresitas literarias y el libro del Bolillo Gómez. |
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