Pasé por muchos puestos de libros de autoayuda, vainas new age, enciclopedias que nunca nadie consultará porque Wikipedia lo sabe más rápido y más fácil, best sellers que generalmente tienen el título en letras doradas y tienen teorías conspiparanoicas sobre casi todo, libros de consejos para padres, y así. Hasta que me encontré con una belleza: un librito de Fontanarrosa, que recopila sus chistes gráficos sobre inseguridad. Fui feliz. Ahí invertí el 6.75% de mi jornal semanal.
Seguí caminando y me encontré Yo, Lucas, de Klim. Me lo embolsillé aportándole a esa librería el 2.5% de mi paga. Obras completas y otros cuentos de Augusto Monterroso (sí, el del cuento más corto del mundo) estaba baratísimo, a diez mil pesitos. Me gustó mucho haberlo encontrado, pues el que tenía antes, herencia de mi papá, desafortunadamente se lo presté a un engendro del mal que creo que no me lo devolverá nunca.
Luego pasé por Haylibros, y ahí, buscando buscando, entre tantas cosas chéveres que había, di con Dejémonos de Vainas de Daniel Samper PIZANO, y escogí, entre los varios libros que había de Germán Castro Caycedo, Perdidos en el Amazonas (lo otro que había de Castro Caycedo se lo llevó mi amiga Maria). Y ahí se fue otro 4% del jornalito.
Me acabo de dar cuenta de algo: de los autores que compré, Samper Pizano y Castro Caycedo son colombianos; Monterroso, centroamericano, y Fontanarrosa, argentino. Latinoamérica en mi casa, pues. Sin proponérmelo, le seguí la onda al tema de la Fiesta del Libro de este año.
Para terminar esto, iba a escribir algo como "cuando volví a casa, los libros de la biblioteca muy amablemente cedieron terreno a los nuevos libros que llegaban a residir en el hogar", pero me pareció muy coelhoarjonoide y me arrepentí. Entonces bueno, lo que pasó fue que le hice espacio a los libros nuevos, y ya, ahí los puse, ahí están, y espero empezar a leerlos ya.
El espacio para los nuevos libros |
Los libros que compré en su nuevo hogar |
me encanto!
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